¿Para qué sirve la mediación?

20 enero, 2023
20 enero, 2023 admin

¿Es la mediación una forma de resolver controversias eficiente?

La respuesta a la anterior pregunta, desde nuestra experiencia, debe ser un rotundo SÍ.

Sentado lo anterior, lo siguiente que nos podemos plantear es qué motivos hay detrás de que la Mediación no haya terminado de despegar en el ámbito de resolución de disputas dentro de nuestro ordenamiento jurídico.

Y aquí se abren infinidad de granitos de arena que van conformando la montaña que supone el obstáculo con el que se encuentra la Mediación y que impide que se haya implantado con naturalidad en España. Una montaña que, a día de hoy, todavía no ha podido conquistarse y que, por tanto, sigue siendo el escollo, el muro vertical, con el choca la Mediación.

Podemos empezar por hablar de lo acostumbrados que estamos a la resolución de disputas solo desde un punto de vista adversarial en nuestro sistema. Podemos continuar con el rechazo que desde ciertos sectores (colegios profesionales, operadores jurídicos…) despierta la Mediación, ya que la ven como una oponente que las pueda menoscabar su trabajo, su participación en las disputas y, por tanto, en sus ganancias.

Habría que señalar aquí también el escaso apoyo que reciben los mediadores desde las instituciones, desde donde estamos acostumbrados a ver palabras y declaraciones de respaldo, pero sin que se apueste decididamente por políticas que contribuyan a que haya servicios de Mediación operativos y funcionales que puedan dar servicio en distintos ámbitos de la sociedad, salvo escasas excepciones.

También hay que hacer notar de forma contundente la indiferencia, cunado no verdadera oposición, que existe desde dentro del propio sistema judicial a confiar en la Mediación como una manera alternativa de resolución de conflictos, ya sea previo al inicio del procedimiento judicial, ya sea una vez iniciado éste, pues lo cierto es que habiéndose generalizado la existencia de servicios de Mediación Intrajudiciales, no lo es menos que se confíe poco en ellos por los propios órganos jurisdiccionales quienes, también salvo honrosas excepciones, creen más en resolver la disputa con una Sentencia, que devolviendo la posibilidad de decidir y tomar las riendas de su controversia a los afectados por ella.

impulso mediación

Resulta paradójico que estando ante el momento que mayor formación tienen los encargados de administrar Justicia en nuestro sistema -y mucha de esa formación es precisamente de modernización de la misma, con parámetros que implican la consecución de unos órganos jurisdiccionales más cercanos y sensibles al justiciable, lo que inevitablemente hace que, en teoría, conozcan la Mediación y tengan medios para acercarla al litigante-, estemos ante una quietud absoluta, lejos de la deseable promoción y utilización que de este medio de resolución de conflictos sería de esperar.

Y claro que se resuelven litigios con Mediación, como bien sabemos los que desde hace años llevamos haciéndolo, tanto de manera judicial, como extrajudicial, y claro que esos litigios se resuelven de forma más rápida, más económica y satisfactoria para los implicados, tal y como nos enseñan los manuales de Mediación, que a través de procesos judiciales que en demasiadas ocasiones son lentos, tortuosos y caros.

Pero no es menos cierto que desde el propio ámbito judicial se mira con recelo a unos profesionales que descongestionan la carga judicial y solucionan no solo la disputa, sino en muchas ocasiones, el conflicto de base que va implícito en la misma, de una manera satisfactoria y duradera.

En cuanto a la oposición de algunos colegios profesionales y otros operadores jurídicos, ese rechazo que promueven a la Mediación precisamente pone el acento en las bondades y virtudes de la misma. No obstante, pese a la labor divulgativa que hacemos los mediadores, a modo de predicación en el desierto -y muchas veces solo dedicado a decirnos a nosotros mismos, a nuestro gremio, lo bien que lo hacemos y lo bonito de la Mediación, pero sin llegar a un potencial público que entienda de qué estamos hablando,- el mensaje no llega, o no cala, donde tiene que recibirse.

La Mediación es una oportunidad de poder decidir uno mismo cómo, cuándo y de qué manera quiere resolver una disputa, o por lo menos a eso debería aspirar. Supone un ejercicio de responsabilidad, puesto que no dejo en manos de un tercero la resolución de mi conflicto, sino que yo en persona opto por tomar las riendas y ser yo, junto con el resto de mediados, el que tome las decisiones y me responsabilice de cómo he llegado a dicha controversia, pero no solo eso, sino que debo decidir cómo zanjar la misma.

Y tal vez, a pesar de que pensemos otra cosa, no estemos aun preparados para hacer dicho ejercicio de responsabilidad, porque, tal vez, las instituciones, los colegios profesionales, quienes administran Justicia, los políticos, los operadores jurídicos, la sociedad en su conjunto y los propios mediadores, junto con el clima de confrontación actual que vivimos cada día, no sean el caldo de cultivo propicio para poder desarrollar de manera efectiva otros medios de  resolución de nuestras controversias que no sean precisamente el adversarial.

Gustavo Terrer Mota.

¿Para qué sirve la mediación?

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